El médico se enfrenta al escrutinio por cuidados inadecuados que conducen a la muerte del paciente después de la vacuna COVID-19.
Se ha descubierto que un médico neozelandés ha fallado en la prestación de atención adecuada a una mujer con un raro trastorno genético que murió cuatro días después de recibir una vacuna COVID-19. La muerte de la mujer fue causada por un tromboembolismo y los resultados de su ECG fueron anormales, pero el médico no realizó acciones de seguimiento adecuadas ni consultó a especialistas. Desde entonces el médico ha recibido supervisión profesional y no volverá a la práctica de atención urgente en breve.
Hace 2 meses
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