El exconvicto Philip Griffin confiesa haber incendiado a padre e hija en Irlanda hace una década.
Diez años después de un incendio en Irlanda mató al padre Anthony O'Brien y a su hija Nadine, Philip Griffin, de 37 años, se entregó a la policía, admitiendo su papel en iniciar el incendio. Griffin y otro individuo prendieron fuego a un sofá con un encendedor, lo que llevó a la muerte de Anthony y Nadine. El incendio había sido inicialmente considerado accidental, pero la confesión de Griffin reveló que fue intencional. Griffin, con 41 condenas previas, expresó remordimiento y un deseo de ser encarcelado. Kelly O'Brien, esposa de Anthony y madre de Nadine, logró escapar, pero sufrió una fractura en el talón.