Voluntarios de la comunidad sudafricana patrullan los barrios interviniendo en la delincuencia.
Sudáfrica, con una de las tasas de homicidios más altas del mundo, ve cómo las comunidades recurren a patrullas voluntarias no oficiales en un intento por protegerse a sí mismas y a sus familias. Estos combatientes voluntarios contra el crimen, a menudo vistiendo chalecos de alta visibilidad amarillos y naranjas, trabajan en estrecha colaboración con la policía municipal, realizan operaciones de detención y registro y utilizan látigos de cuero tradicionales para disuadir a los delincuentes. Con las tasas de homicidio en su nivel más alto en 20 años y la confianza en la policía disminuyendo, estos grupos sienten que no tienen más opción que defender a sus comunidades.